Cuando en la entrega de los Óscars, esta peli de bajo presupuesto le dio un baño épico a Avatar, me alegré como una cerdita. No por nada, sino por mi habitual tendencia a ponerme del lado de los más débiles. Además, James Cameron tiene ya demasiadas estatuillas para tan poca chica, y Avatar, a pesar de que me pareció visualmente espectacular, no creí ni por un minuto que mereciera más Óscars que los referidos a efectos especiales y sus derivados.
Cuando "En tierra hostil" ganó, me autopropulsé hasta el cine para verla, pensando que los Óscars por fin se convertían en algo justo y digno.
Meeeeeeeeeeeeeeeeec. Error.
"En tierra hostil" es una película de bajo presupuesto, eso es cierto, básicamente porque está rodada en un descampado.
¿Entretenida? Pues sí. Pero ya está.
¿Por qué le han dado el Óscar? Pues ha sido, en mi opinión, una decisión a todas luces política. La peli se basa en el día a día de una tropa de artificieros que desactivan bombas en Irak. Que hay que ver que son malos los irakíes y suicidas y abyectos, eh? Son malísimos, vamos. Y qué buenos y valientes que son los soldados estadounidenses y la de calamidades que han de pasar, los pobres.
Básicamente es una peli para inyectar adrenalina y ganas de seguir a los que allí están dándolo todo y matando malos, una visión vergonzosamente subjetiva y alarmantemente bélica, odio acumulado bajo unos rostros nobles y actos de amistad y patriotismo.
La muestra de un ejército donde sólo hay gente cualificada, profesional, y además un protagonista al que alaban porque a pesar de tener un hijo pequeño, lo da todo a la hora de desactivar bombas, como si nada más importara. Como si el hecho de no pensar en su hijo por el bien de su país fuese loable. Un héroe, un imprudente simpático y gracioso, un auténtico as en lo que hace. Y lo que olvidan plasmar; un hijo de puta, egoísta y zumbado.
¿Sabéis qué? Que para eso, hubiera preferido que se lo hubiera llevado la yankilada de Avatar, que al menos tenía un claro mensaje pacifista.
